Mes: noviembre 2020

Con Bildu, ni agua

Es lamentable ver a votantes socialistas que pretenden blanquear a Bildu como si fuera un ‘partido político más’. No, no es un partido más, son los herederos de aquellos que amenazaban y pedían el impuesto revolucionario a políticos y empresarios. Entiendo que sean una formación legal a consecuencia de que cumplen todos los requisitos para estar legalizados, pero moralmente con esta gente hay que tener el trato justo y necesario porque ellos están en el Congreso de los Diputados con la intención de desplumar y descuajeringar España.  

Cuando dice más de uno que Bildu no es ETA, ¿hay que ir recordándoles que, dentro de esta formación, hay personas que han pertenecido a la banda terrorista? El propio Arnaldo Otegi fue detenido por el secuestro al empresario Luis Abaitua en el año 1983 en Francia, para posteriormente ser entregado a España.

Incluso, si hacemos memoria, en estas pasadas elecciones podemos encontrar 3 expresos de ETA entre los 22 diputados de Bildu al Parlamento Vasco. Que alguien me repita eso de que Bildu no tiene nada que ver con ETA, por favor. No lo será todo Bildu, vale, pero de ahí al blanqueo de esta formación, bajo ningún concepto.

Es triste ver cómo hay socialistas que carecen de memoria o quizás la cosa sea que la tengan selectiva. Políticos que se olvidan de todos los muertos que ha causado ETA a la que ahora el presidente del Gobierno no cita en un tuit por su nombre. Años atrás si lo hizo cargando la culpa de la triste pérdida del socialista catalán Ernest Lluch a esa banda terrorista. Este año, por el contrario, Pedro Sánchez se dedicó a omitir la palabra ETA para colocar en su lugar “el terrorismo”, incomprensible.

Aceptar los votos de Bildu para los PGE es lo mismo que darle la mano a ETA. Esta gente no piensa en España salvo que sea para destruirla. Otro ejemplar que se dedica a blanquear a esa formación es Pablo Iglesias, aún recuerdo cuando tiraba de verborrea asegurando que “Otegi era un hombre de paz”. Ahí podemos comprobar lo que siempre he dicho, que Podemos es el Bildu a la española, viven de la confrontación entre los españoles. Estos que van de anticapitalistas, pero luego disfrutan de los lujos y los beneficios que se dan en el capitalismo.

Si a mí me preguntáis sobre si yo ilegalizaría a Bildu, la respuesta es NO. El motivo se debe a que, aunque esta formación me parezca completamente inmoral y despreciable por todo lo que representa y ha representado, creo que cuenta con muchos votantes que simpatizan con el ‘sentimiento’ abertzale. Ilegalizándolos lo que haríamos es ser igual de tiranos y fascistas que lo son ellos desde el mismo instante en el que exigen la ilegalización de Vox, un partido constitucionalista que para nada cuenta con un pasado franquista, por mucho que todos estos lenguaraces nos quieran vender esa moto tan ficticia.

Respecto a Podemos, diría lo mismo. No los ilegalizaría tampoco por el mismo motivo. Creo que la ciudadanía española puede ser fanática, pero a ella se la puede convencer con el paso del tiempo para que cambie su intención de voto mediante las evidencias, y las malas artes de estas dos formaciones. Insisto en recalcar el factor del tiempo, porque con el paso del tiempo, todos recapacitamos, al menos la gente que no tiramos al fanatismo en ninguna de sus vertientes.

Volviendo a Bildu, si ellos quieren la independencia, que se larguen del Congreso de los Diputados y que no reciban salario alguno procedente de las arcas españolas. No les asqueará tanto España en el fondo cuando viven de ella.

Y para finalizar con la reflexión de hoy, quiero manifestarle al PSOE, a la rama honesta, a los veteranos de bien, que se posicionen claramente en contra de este Gobierno de Sánchez, porque el todo vale no creo que valga ante esta ‘lacra’, los españoles no nos lo merecemos. Cada apoyo a esta gente independentista, es una cuchillada a los intereses de España. Por ese motivo os reitero, que con Bildu ni agua.

Artículo de Jonathan Turrientes recogido del medio de opinión Minuto Crucial

 

 

 

Cuarentañeros sociatas

Es inconcebible ver las faltas de respeto que tienen las ‘nuevas generaciones’ socialistas por sus mayores. Es lamentable que vengan los ‘jovencitos’ Borjamaris de turno pretendiendo dar lecciones de política a los veteranos de su partido los cuales antaño fueron perseguidos por Franco, algo que parece no recuerdan. Las críticas al veterano discrepante, solo comprenden un único motivo: diferir en la manera que tiene Sánchez de llevar el actual PSOE, en donde la memoria es selectiva.

Figuras emblemáticas del socialismo como Alfonso Guerra o Juan Carlos Rodríguez Ibarra, son contrarios a tener relaciones con Bildu o a las cesiones a ERC respecto a quitar como lengua vehicular el castellano en las escuelas catalanas. Pues bien, ya vienen los incompetentes sociatas de turno, a criticar las palabras de estas dos grandes eminencias del socialismo.

Ibarra cuenta en su haber una amplia formación académica y profesional. Profesor titular del Departamento de Filología Hispánica y Lingüística General de la Universidad de Extremadura. También tiene entre sus logros la carrera de Filosofía y Letras. Alfonso Guerra por su parte, es Licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad de Sevilla e ingeniero técnico industrial.

Rodríguez Ibarra se ha dedicado a mirar durante mucho tiempo por los intereses de su comunidad autónoma y a la vez, por España. Guerra por su parte, ha sido tan buen socialista como español, defendiendo con sus virtudes y defectos siempre el interés del país que le vio nacer, insisto durante muchos años y siempre siendo tanto el uno como el otro, personas de principios por encima de todo.

Luego viene Adriana Lastra y suelta la frase de: “Somos una nueva generación y ahora nos toca decidir a nosotros”, cómo contrarréplica a las discrepancias de los veteranos socialistas. ¿No se da cuenta esta elementa que, para empezar, dentro del actual PSOE y en especial dentro del propio Gobierno social comunista, hay personalidades que también tienen esa edad?

Por ejemplo, Rodríguez Ibarra que tiene 72 años y es uno a los que critica la propia Lastra por no respaldar ciertas normativas del actual PSOE, tiene un año menos que la Ministra de Educación, Isabel Celaá (71). Otro claro ejemplo lo podemos encontrar en Alfonso Guerra. El exvicepresidente del Gobierno con González tiene 2 años más que el ministro de Universidades Manuel Castells (78).

Mirad qué metedura de pata de Adriana Lastra. Queriendo pelotear a Sánchez, no solo con sus declaraciones ha ninguneado a dos de los políticos más importantes que ha tenido el socialismo español sino que también de manera indirecta, ha sido crítica con uno cuantos de la actual ejecutiva de Sánchez que son de una edad similar a la de estos veteranos.

Este socialismo, nada tiene que ver con el del pasado. Antaño a ‘sus mayores’ se les respetaba. Ahora sin decirlo de manera directa, los desprecian, ningunea y arrinconan cuando difieren del pensamiento sanchista. No todo debe de valer con tal de contentar al Presidente que más ha mentido en la historia de España, el mismo que nos quiere implantar el Ministerio de la Verdad.

Para terminar, solo me queda decir que espero y deseo que todos aquellos socialistas buenos, alcen la voz de igual modo que lo han hecho Ibarra y Guerra por cada mala acción que ha tenido este Gobierno de Sánchez.

Pd: Como las nuevas generaciones de cuarentañeros sociatas sean de la misma mentalidad y vocación que: Lastra, Sánchez o Simancas, por añadir otro nombre más a la incompetencia que hay dentro del PSOE, el país se va a la merdé.

Artículo de Jonathan Turrientes recogido del medio de opinión Minuto Crucial

 

Omitir no es mentir PERO…

La semana pasada, abordé el tema de la verdad y de cómo diferentes medios de comunicación utilizan el famoso arte de omitir o lo que es lo mismo, la ocultación de informaciones para que una serie de ‘interesados’ salgan de esta acción beneficiados. Hoy voy a exponeros mediante dos ejemplos prácticos la forma con la que se combate la desinformación.

Aunque omitir no sea mentir, la falta de datos puede provocar un efecto mariposa que conlleve a que una de dos; o vivamos engañados durante días, meses, años o para toda la eternidad por esa falta de información o que a su vez sirva para que un tercero se invente algo con mala saña, transformando esa falta conocimientos en algo que a la larga nos perjudique de manera directa o indirecta.

Para evitar esa omisión es importante que ‘forcemos’ a la persona ‘X’ o al medio de comunicación en cuestión ‘Y’, a que ‘canten’ sobre una serie de sucesos que a priori, no tienen la intencionalidad de manifestarlos salvo que les pillemos en un renuncio.

Ahí va el primer caso práctico del mal que puede traer el omitir respecto a una persona:

Pongámosle que tengamos una pareja infiel que se llama ‘Z’ y que tenemos una serie de indicios de que apuntan a que esa infidelidad existe, pero a la vez esas pruebas no son lo suficientemente determinantes como para poder afirmarlo con rotundidad. La persona infiel ‘Z’, jugará con esa falta de información por nuestra parte no desvelándola porque de manifestarnoslo saldría perjudicada.

Su intencionalidad principal será seguir su vida omitiendo ese mal detalle puesto que de salir a la luz pierde y mucho. Le viene mejor ocultar la cornamenta que anunciarla. La comodidad del silencio en la infidelidad, servirá para que Z pueda jugar como buena funambulista a dos o tres bandas compaginando la vida ‘normal’ con la lujuria y el despiporre.

Pues bien, la primera manera de descubrir la infidelidad de ‘Z’ consiste en observar el lenguaje no verbal de esta. Quien la oculta, normalmente se mostrará con nerviosismo y más si le haces las preguntas cruciales que puedan conllevar a desenmascararla. Eso sí, deben ir acompañados con indicios o pruebas muy determinantes para que este nerviosismo, acabe conllevando a que ‘Z’ se contradiga.

Las contradicciones vendrán con el nerviosismo y estas podremos sacarlas a la luz en el momento en el que este estado sobrepase la conducta racional de Z, las preguntas directas servirán para ponerle contra las cuerdas. Unir indicios con fechas como si de un puzle se tratara, es la clave para conseguir que ‘Z’ cante como si fuera un mariachi mejicano.

Cuando omites a una pareja una serie de situaciones no la estás mintiendo sino que tiras de individualismo para consumar tus intereses. Omitir es amoral pero es lícito, no conlleva cárcel y podríamos decir que en temas sentimentales, esa omisión va vinculada con el tema de la picaresca.

Los actos individualistas, es verdad que perjudicarán con el paso del tiempo, porque es muy difícil prolongar durante años mucha ausencia de información pero las mentes más astutas podrían incluso jamás ser pilladas. Ya lo dice el dicho de: ojos que no ven, corazón que no siente. Se puede ser infiel y que no te pillen pero desde luego para que esto no te pase hay que tener una memoria tan buena como la de Stephen Hawking, que en gloria esté.

Ahí va el segundo y último caso práctico del mal que traer el omitir respecto a los medios de comunicación:

Supongamos que una persona ‘X’ comete un delito y el medio ‘Y’ pone acompañando al texto de la noticia el siguiente titular: “Un joven comete un robo con violencia en un domicilio”. ¿Cuántos medios creéis que dirían con pelos y señales todo lo relacionado con ese suceso?

Os lo digo desde ya, con los dedos de una mano. En el caso de los medios de comunicación sí que veo el omitir sinónimo de mentir ya que a diferencia del caso anterior, los periodistas sí que estamos obligados moralmente a sacar a la luz las injusticias que se realicen. El periodista como siempre digo debe ser el juez periodístico que sentencie en búsqueda de la verdad sin tapujos ya sea esa verdad de nuestro agrado o no.

El interés general debe primar sobre el individual pero desgraciadamente, en los medios de comunicación se prioriza más lo que le beneficia a unos pocos por encima de a todos. La ocultación de las informaciones va unida a la línea del medio y al suceso político o social que se aborde en ese momento.

Volviendo al titular del segundo caso, el periodismo consiste en decir quién comete la acción de robar, el motivo del porqué la comete, la nacionalidad de este y otras tantas cosas más en las que insisto, según la ideología del medio veremos una doble vara de medir con el trato al que le darían a noticias como la que he puesto de ejemplo.

Las 5W del periodismo, las mismas que cité en el artículo anterior son cruciales para poder evitar las noticias fake o la desinformación en general. Este método, en muchas ocasiones, cada medio lo utiliza a su gusto y semejanza para complacer a su público objetivo. Lo dicho, imparcialidad cero, todo meros intereses, casi siempre económicos.

La imparcialidad es contar cada dato objetivo e incuestionable que se maneje. Evitar el sesgo ideológico y además no ocultar a los lectores bajo ningún concepto todos los dato que tengamos encima de la mesa, porque cada dato puede ser crucial para llegar a resolver cada caso que se nos presente dentro de esta profesión tan bonita como compleja llamada periodismo.

La nacionalidad, el sexo y el estatus de la persona que ha cometido ese hecho delictivo, deben ser citados y no me vale que esa persona sea perteneciente a un colectivo vulnerable o en riesgo de exclusión social, porque lo que tiene que hacer el periodista es informar con todo el rigor posible y sin titubeos. Todo lo demás, es propaganda de la mala pero bien remunerada que servirá para recolectar borregos de uno y de otro lado.

En definitiva, las preguntas directas y la aplicación de las 5W de manera íntegra, pueden solucionar el mundo de la desinformación en el que vivimos. Para todo lo demás, Mastercard.

Artículo de Jonathan Turrientes recogido del medio de opinión Minuto Crucial

 

 

Luchemos por sacar la verdad

Hace unos cuantos siglos, el que fuera primer ministro de Inglaterra Winston Churchill decía lo siguiente: “La verdad es incontrovertible. La malicia puede atacarla, la ignorancia puede burlarse de ella pero, al final, la verdad está ahí”. ¡Cuánta razón y equivocación al mismo tiempo! Por razones obvias, desconozco si en esos periodos las mentiras abundaban, pero lo que sí tengo claro es que, en esta sociedad, en pleno siglo XXI, lo que predomina es la desinformación o el hecho de que se juega mucho con la omisión de las informaciones.

No me gustan las plataformas de verificación que existen en forma de empresas: tanto en nuestro país como en el mundo en general. Todas se rigen por el mismo patrón, una serie de intereses que no tienen nada que ver con la búsqueda de la verdad objetiva o empírica y que, por el contrario, a la hora de sacar sus zarpas, en un alto porcentaje de veces, a quienes azuzan son a los del espectro contrario a los que les financian. ¿Casualidad o causalidad?

En España mismo, las dos plataformas existentes, las han creado personas vinculadas con la prensa progresista. ¿Puede gente financiada por medios progresistas ser arbitraria? Me da a mí que no, porque si de algo saben los de esta ideología es de manipulación, son amantes de la demagogia y, como no, de contar las verdades a medias.

Posiblemente, el personal relacionado con las plataformas de verificación que hay por el mundo, no se dedique a leer las palabras de un joven periodista que lleva poco más de un año como profesional, pero sí creo firmemente que alguien relacionado con este tipo de Fact-check en España confío en que lo hagan. A estos mismos ‘profesionales de la verdad’, les quiero retar a que pongan en su portal de transparencia una gráfica en la que aparezca el porcentaje de mentiras que han descubierto de cada partido político que está representado en el Congreso de los Diputados aquí en nuestro país, España.

¿Acaso algo como esto que planteo no sería una de las mejores maneras de demostrar al mundo la arbitrariedad de estas plataformas? Pero claro, una acción de este tipo no vende ya que, si atacan a los que les benefician de manera directa o indirecta, el chiringuito de la verificación se iría a pique y ya no saldría rentable mantenerlo. A estos ejemplares, les sale mejor ‘ir de árbitros’, presumir de ello, pero luego en realidad carecen de esa arbitrariedad de la que tanto se jactan.

Continuando con la verdad, pienso que Internet es un arma de doble filo. Por estos lares, lo mismo podemos encontrar informaciones o contenidos certeros que falsos. A los bulos se los combate apelando a las 5W del periodismo de manera íntegra sin tibiezas. (When ¿cuándo?; Who ¿quién?; What ¿Qué?; Why ¿Por qué? y Where ¿Dónde?) junto al ‘How’ (¿Cómo?). En caso de relatar informaciones con medias tintas, la omisión será bien vista para los contadores de bulos, ya sean de izquierdas como de derechas, lo que pasa que el omitir está mejor visto cuando lo hacen los zurdos y ahí en muy pocas ocasiones los verificadores van a ‘por los suyos’.

Respecto al periodismo en general, siempre he dicho que a la omisión de informaciones se la combate mediante preguntas directas. La honestidad en la prensa no existe. En los periodistas depende de cada cual y, por ese motivo, si alguien pretende ocultar un dato importante que puede ser el detonante para el descubrimiento de una exclusiva, lo que debemos hacer es forzar a ese medio o personaje a que lo saque a la palestra.

Siempre he dicho que ‘acorralar’ a uno que omite es tan fácil como hacerlo al que miente. Tanto al primero como al segundo su lenguaje no verbal los descubrirá y en el caso de los medios, como siempre he dicho, información es poder. Por ese motivo, cuantos más datos recojamos y manifestemos, ya sean políticamente correctos o incorrectos pero veraces, con mayor fuerza nos sentiremos para defender lo que es la verdad objetiva.

Luchemos por sacar la verdad certera, objetiva e incuestionable, la del 2+2 son 4, la de un coche rojo es un coche rojo y en el momento que nos pongamos a ello, se irán a pique por un lado las falacias de todo aquel medio que presume de imparcialidad y por el otro los chiringuitos de las plataformas de verificación que existen por todo el mundo.

Si una cosa es mentira adónde hay que acudir es a la Justicia y que sean estos los que sentencien que un hecho o una información son fakes, no ningún chiringuito que juega a ser árbitro cuando en realidad no lo es. Si por mí fuera, quitaría todas estas plataformas porque además de ser poco arbitrarias, sirven para que se forren unos cuantos insultando la inteligencia del resto.

Artículo de Jonathan Turrientes recogido del medio de opinión Minuto Crucial

 

 

error: Content is protected !!
0
    0
    Your Cart
    Your cart is emptyReturn to Shop